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Anacreóntico

24 Ago

Mas lo alegre y ligero no son las únicas propiedades del estilo anacreóntico; la gracia y la delicadeza son dotes igualmente esenciales, y en las que consiste el mérito principal de Anacreonte. El ejemplo privilegiado para hacer sentir estas

Fuente: Anacreonte, Safo y Tirteo

Hubo un poeta griego cuyo nombre era Anacreonte. Pues bien, aunque ahora es poco conocido entre los estudiantes y adultos, sus frutos llegaron hasta el diccionario de la RAE ya que es un epónimo. Anacreóntico señala las características de la poesía del autor heleno. Como dice el texto de arriba: alegres, ligeras, con gracia y delicadeza. Fue Refinado y hedonista, cantó al amor y al vino. Sus obras fueron copiadas y fue el que motivó la fama lésbica de Safo de Lesbos, otra poeta.

Aquello que es semejante al hedonismo de las obras anacreónticas también pueden ser adjetivadas de con esta voz. Así como las composiciones poéticas que las imitan. Que no fueron pocas en su día, pero hoy sí.

Pacheco

11 Feb

Pacheco es un apellido bastante popular en el mundo latino. Sin embargo me ha hecho mucha gracia que esta palabra sirva también en dos países de América para definir algo, concretamente la situación temporal en la que hace un frío intenso.
El término pacheco se usa de esta forma, para definir el fuerte frío, en Ecuador y Venezuela.

Para conocer de donde viene esta palabra, pondré la historia completa, un poco larga, pero merece la pena:

La vida y el camino lo trajeron a este estrecho. Pacheco era un hombre bueno, querendón y de amistad eterna. Vivía internado en la montaña, en un pueblo lleno de flores y gente hacendosa llamado Galipán, donde sembraban los más hermosos claveles, las yerbas más olorosas y las más grandes legumbres para venderlas en el mercado de la capital. Tal vez por eso no le gustaba mucho el ruido citadino: las carretas a caballo recorriendo la ciudad de arriba abajo, los pregoneros anunciando las nuevas noticias , gente que viene y que va, vestida para misa, para trabajo, para la hacienda.

Pacheco trabajaba en el mercado. Todos los días descendía el cerro de madrugada, todavía a oscuras, con su carretón lleno de flores bonitas, frutas y verduras frescas para venderlas abajo, al pie de la montaña, en el gran valle de Caracas. Todos los días, Pacheco surcaba el monte a través de ese pequeño camino lleno de leyendas y mágicas historias. Se decía que por allí entraron los primeros españoles a Caracas, y que construyeron ese caminito de piedra a punta de sudor y espada, luchando constantemente contra los feroces indios caribes que poblaron la montaña desde tiempos inmemoriales. Se decía también que sus espíritus rondaban los caminos todavía, y que se habían convertido en parte del gran espíritu de la montaña, tal como le sucedía a todo el que se atreviese a desafiar el poder de la Naturaleza en éste, su inmenso palacio vegetal. A Pacheco poco le importaba esta sarta de palabras y cuentos tenebrosos, total, hacía años, desde que era un muchacho todavía, habían aprendido su mula y él cada una de las piedras, árboles y senderos que hacían parte del cerro. Nadie como él para ubicar las yerbas medicinales que la montaña escondía, para reconocer el sonido de cada pájaro, cada culebra, cada viento rozando el follaje de los árboles. Pacheco pensaba para sí que él mismo era parte de esa montaña azulada y altiva que se levantaba entre el mar y el valle caraqueño, y no se equivocaba, pues, en su pensar, por ello estaba ahora en ese punto frío y desconocido del camino, con su mula a un lado y la neblina penetrándole hasta los mismos huesos.

Las gentes de Caracas, muy alegres y populacheras, conocían a Pacheco desde que tenían memoria. Les parecía un personaje mítico, de leyenda, lo imaginaban bajar como navegando entre la bruma mañanera hasta la ciudad, para traer cual Mesías el sustento que a diario utilizaban las amas de casa para servir las mesas capitalinas. Él llegaba junto al sol, con su inmensa capa de cuero y su sombrero de ala larga, las barbas grisáceas hasta el cuello, y una eterna mirada sonriente. Toda Caracas conocía a éste personaje, y en las mañanas frías de Navidad, no había quien no se preguntase: “Y si aquí está así de frío… ¡¿Cómo estará Pacheco?!. Frase que de tanto usar, se había vuelto ya un refrán.

Pacheco caminaba lentamente el camino de piedra, intentando ubicar alguna imagen conocida, algún árbol, follaje, ladera, que lo sacaran de la duda que ahora le albergaba. Caminaba despacio, peleando con la mula que ya no quería andar más, y enceguecido por la bruma de la niebla espesa que cubría el sendero. Pacheco se hallaba perdido en su montaña, sin tiempo y sin espacio, sin paisaje alguno que orientara sus pasos. Frente a sí, apareció de pronto un largo y estrecho camino que subía hasta perderse de vista. Consciente de no haber entrado nunca a éste paraje, y a sabiendas de que ya ese día no podría llegar a su destino, decidió desatar la carreta que arrastraba su mulita fiel, dejarla al pie del cerro, y seguir sin el peso habitual. La mula agradeció el gesto y ambos tomaron el rumbo que la montaña invitaba a seguir. Caminando y caminando, llegaron después de mucho a un claro en medio del monte. Nada rodeaba sus cuerpos más que bruma y vegetación. Era primero de Diciembre.

.-Pacheco…. Pacheco….- Oyó de pronto una voz honda, lejana.

Asustado, tomó su mula y volteóse para bajar rápidamente el sendero que lo llevó allí, pero ya no había nada más que niebla a sus espaldas.

.-No temas Pacheco.- se oyó nuevamente la voz femenina y envolvente, como si saliera de todas partes y de ninguna a la vez.- Soy el espítiru de la montaña. Es momento de que vengas conmigo. Eres mi fiel amigo, Pacheco, me haz acompañado desde que naciste, me conoces mejor que nadie y haz vivido para serme fiel y cuidar de mis rutas y secretos. De ahora en adelante formarás parte de mí para siempre, serás el señor de la neblina, y como haz hecho cada día de tu vida, bajarás desde muy temprano y bañarás todas las mañanas con tu frío y tu humedad a mi hermano, el Valle de Caracas. Todos te conocerán y te llamarán por tu nombre, serás leyenda y cada Navidad recordarás a los Caraqueños que yo soy la Naturaleza, reina inmortal de ésta montaña. Aprenderán a través de ti a cuidarme, quererme y respetarme como tú lo haz hecho toda tu vida.

Pacheco ya no tenía miedo. Sabía que era éste su destino y que nada le haría más feliz que hacerse uno solo con su cerro adorado. Poco a poco, su cuerpo y el de su mula se fueron volviendo niebla, se unieron a la montaña y bajaron como una gran nube desde el follaje montaraz hasta la ciudad de Caracas. Todo el mundo se preguntaba el por qué de este sabroso frío repentino y ese rocío templado que rodeaba todas las cosas….
– Y si aquí está así de frío… ¿Cómo estará Pacheco?… murmuraba la gente del mercado, un poco extrañada de no verlo salir de la montaña con su carreta.

De Pacheco sólo encontraron la carreta en mitad del camino que conducía a la capital. Ni rastro de sus huellas ni las de su mula; un monte espeso cubriendo todos los bordes del camino. Desde entonces, se cuenta esta historia en el pueblo de Galipán, y el refrán caraqueño poco a poco fue dándole forma a lo que ahora es el Pacheco de Navidad: cada primero de Diciembre, al levantarse esa espesa nube que baja y cubre la Ciudad de Caracas, todos reconocemos en ella al eterno personaje que se unió a la montaña, y ahora decimos con alegría decembrina: … Ahí viene Pacheco… Ya llegó Pacheco… recordando su historia y mirando con respeto hacia la montaña que se fundió con él: El Ávila, la sultana de Caracas.

Fuente: Los cuentos

Como vemos, se trata de un nuevo epónimo que visita Enriquecer Vocabulario.

Crisanta

10 Ago

Como ayer puse la palabra epónimo en Enriquecer Vocabulario, pensé que sería buena comenzar a practicarla y por ello traje el término Crisanta.
Crisanta solo se usa en Chile pero, ¿qué más da? He puesto términos que solo usan en regiones de España. El caso, Crisanta es un epónimo ya que es un personaje de historietas y dio más tarde nombre a un signficado: Mujer que domina a su marido.

Suele ser raro, o quizás no, esa es la típica guerra de sexo donde yo no me voy a meter porque se atribuye a Napoleón, «es la que se gana huyendo».

Como ejemplo, no encuentro el comic en el que está inspirado ni un texto de libro, pero sí puedo afirmar que las mujeres de Bucaramanga son muy cristantas.

Saturnino

21 Abr

Saturnino viene de Saturno, dios en su día, tan solo un planeta actualmente. No sé que relación tendrá es triste o melancólico con el dios romano, pero una persona saturnina es la que se encuentra así psicológicamente. Yo ahora estoy un poco saturnino por ejemplo a causa de no poder estar en la feria de abril de Sevilla. Pero como dice el refrán: teta y sopa no caben en boca.

También señala la palabra saturnino la enfermedad en la que el pulmón a causa de que hay sal en él, no sé de que forma, pero es así según el diccionario.

Y ni triste ni sal la siguiente definición de saturnino: químicamente es aquello que pertenece al plomo.
Creo que es una de las palabras que más significados distantes he encontrado por ahora.

Por cierto, además de saturnino también se puede decir soturno.

Texto: Una nueva visión de los ciclos planetarios. Autora: Vallejos, Cristina

Sentado en el sofá de aquel bar bohemio, el hilo musical de Jazz ayudaba a aumentar el estado saturnino (o soturno) de Philip. Con una copa de vino en la mano, Philip disfrutaba de su nostalgia y soledad como también lo hacía de la alegría.

Texto propio

Dédalo

19 Mar

Como el viernes pasado con Botarga, hoy traigo otro término que tiene como origen el nombre de una persona. En este caso se trata de un dédalo. Para aquellos que amamos la historia griega sabemos perfectamente quién fue Dédalo. Era el arquitecto del rey Minos, y entre otros edificios construyó el Laberinto del Minotuaro. Así, debido a la leyenda que corre de él, el nombre de Dédalo se unió para siempre al de laberinto.
Así pues, ya sabemos un sinónimo nuevo para los laberintos.

Enterrado vivo
en un infinito
dédalo de espejos,
me oigo, me sigo,
me busco en el liso
muro del silencio.

Pero no me encuentro.

Palpo, escucho, miro.
Por todos los ecos
de este laberinto,
un acento mío
está pretendiendo
llegar a mi oído.

Pero no lo advierto.

Alguien está preso
aquí, en este frío
lúcido recinto,
dédalo de espejos…
Alguien, al que imito.
Si se va, me alejo.
Si regresa, vuelvo.
Si se duerme, sueño.
«¿Eres tú?», me digo…

Pero no contesto.

Perseguido, herido
por el mismo acento
-que no sé si es mío-
contra el eco mismo
del mismo recuerdo
en este infinito
dédalo de espejos
enterrado vivo.

Autor: Torres Bodet, Jaime

Botarga

12 Mar

Hoy traigo una nueva palabra que he conocido acá en México y gracias a una noticia que cubrí sobre la primera carrera de botargas de Córdoba.
El término que creo que casi nadie conoce, por lo menos en el otro lado del charco, es botarga. El origen de ella viene del italiano, curiosamente de una persona llamada Stefanello Bottarga. Debe ser curioso encontrar cuantas palabras provienen de un personaje, por ahora solo puedo recordar quijotada. Si bien botarga proviene del italiano y este del griego, a nosotros nos llega gracias al artista transalpino.
Como no podía ser de otra forma, la primera acepción para botarga es el atrezzo de los más varipointos colores que se ponen algunos actores de teatro. Asimismo, también se llama botarga al que lo lleva.
Otra de las acepciones también viene marcada por el mundo del teatro. Se trata del armazón que se ponen bajo las telas para que las personas parezcan deformes, más gordas o desproporcionadas.

Lejos de estas acepciones, botarga también es un alimento, concretamente una especie de tripa rellena de carne.
En Argentina una botarga es una persona huraña.


Texto: Al otro lado. Autor: Yépes, Heriberto

Esta vez como texto propio dejo una noticia mia 🙂

Nacho González /El Mundo de Córdoba
México 22 de febrero, 2010

Varios obstáculos superaron las botargas para consguir donativos a beneficio de la Casa Hogar.

El Mundo de Córdoba

Ayer domingo tuvo lugar la primera carrera de botargas en la ciudad de Córdoba. Esta primera competición entre mascotas de empresas tenía un fin social: conseguir donativos para la construcción de la Casa Hogar Córdoba A.C. para los niños más desfavorecidos.

El evento tuvo lugar en el parque 21 de mayo, donde se colocaron castillos inflables y llantas como obstáculos para que no solo venciera la botarga más veloz, sino la más hábil.

Al evento acudieron varias mascotas entre las que destaca Bobby Coyote, quien explicó que no necesitó preparación específica para la carrera “ya estamos entrenados”, lleva 11 años en activo.

Yayo, de los Halcones, explica que para ellos “esto es un deporte profesional” pues durante estos actos deben realizar un gran derroche de energía, y al igual que otros deportes, ya que los protagonistas pierden mucha hidratación.

El desarrollo de la carrera fue divertido, haciendo que tanto los más chicos como los más grandes presentes en el parque se divirtieran.

Bobby y Yayo lideraron la carrera casi en su totalidad e incluso llegaron juntos de la mano. No importó quién ganó, sino la labor solidariad que realizaron tanto las botargas como los que donaron su dinero a la Casa Hogar.