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Conticinio

11 Ago

Hubo un tiempo, hace muchos muchos años, en los que hasta en Ciudad de México, Barcelona o Berlín todos descansaban por la noche.
Esas urbes crecieron y crecieron, tomando ritmos vitales de 24 horas y destrozando el conticino que le era natural al hombre y a la noche.
Y digo a la noche porque se conoce por conticinio la hora de ese periodo del día en el que no hay ruidos.
En Córdoba, la ciudad en la que resido actualmente, el conticinio lo rompe el tren que pasa por la madrugada, y bueno, el perro de enfrente de mi casa que ladra por todo.

Si el crepúsculo es la hora de la pintura, el conticinio es la hora de la poesía…y de los crímenes. En poesía contigo es quien conmigo va. Cuando se vive tan apartado puede uno llamar a todos los continentes, y éstos vendrán.

Texto: El arca de las palabras Autor: Trapiello, Andrés; Pagola,Javier; Calleja Fernández, Saturnino